El referente de las actuaciones desde el municipalismo ante los retos del cambio climático lo ha marco el llamado acuerdo de los pacto de los alcades para el clima y la energía, que se ha centrado en medidas de eficiencia energética y de compromisos de compra y suministro de energía procedente de fuentes renovables, o en movilidad sostenible. La energía, la construcción de vivienda o el transporte suponen cada una de ellas casi un cuarto de los gases de efecto invernadero. Pero el otro cuarto depende de los sistemas alimentarios, y de un modo mas genérico de la eficiencia en la gestión de los ciclos de la materia orgánica.
Desde la red de Municipios Agroecológicos TERRAE planteamos que otro grupo de competencias municipales son, bien combinadas y diseñadas una herramienta privilegiada para mejorar la eficiencia en las funciones de regulación del ciclo de carbono y la reducción de emisiones y el efecto de fijación de carbono en los suelos. La plataforma 4×1000 impulsada por el gobierno Francés con mítico de la cumbre del clima COP21 en Paris es muy explicita: si se aumenta anualmente un 0’4% la concentración de materia en los suelos, se estaria previniendo el efecto de la emisión anual actual de Gases de Efecto invernadero en el planeta.
La ponencia presentada por Alfredo Morilla, de la asociación Economías BioRegionales, en el ultimo simposio ibérico de Municipalismo y Agroecologia que oranizan anualmente TERRAE y la SEAE es muy elocuente en este sentido de la capacidad de prevenir emisiones y efecto sumidores de manejos agroecologicos locales de los ciclos de la materia orgánica.
La combinación de las competencias de gestión de residuos, de mercados y de parques y jardines aporta un interesante efecto sinérgico. Así los modelos convencionales de gestión de residuos generan por cada tonelada generada entorno a 400 kg/eqC de Gases de Efecto Invernadero. El compostaje local de los residuos y su aplicación en huertas de proximidad puede llegar a suponer (dependiendo del buen manejo -aireación y regado- de las pilas, de su aplicación en suelo agrícola y del consumo local de esos productos -evitando el uso de fertilizantes de esa misma producción en agricultura convencional-), hasta un efecto de fijación de 200 kg/eqC de Gases de efecto invernadero. Este margen de mas de media tonelada de diferencia convierte al enfoque de sistemas agroecológicos locales (compostaje, huertas sociales o agricultura de proximidad con consumo local) en un sumidero neto de carbono.
Entre las contribuciones de la Red TERRAE a este enfoque agroecologico están el haber generado el banco de tierras para uso agroecologico de toda España, y una marca de kilometro cero (ecokm0 TERRAE) y una red de mercadillos que esta sirviendo de base a políticas agroecológicas en muchos de los municipios de la Red. En materia de residuos, especialmente de compostaje y aplicación en la agricultura local, todavía hay un reto para los municipios, y un notable impacto en materia de prevención sistémica de emisiones, en el que la Red TERRAE es también referente. La gestión de los biorresiduos es el mayor de los retos de los municipios para 2020, y la mayor oportunidad para que la agroecología sea un factor de cambio climático y vía sustitución de producciones y productos emisores de GEI; este enfoque sistémico de la materia orgánica es también una de las vías más efectivas y menos exploradas de desarrollo económico y social como reconoce la Comisión Europea en su informe de 2015 sobre Economía Circular.